-Este no es nuestro primer beso. Yo te lo supe dar la primera vez que te ví... con la mirada...
Recuerdo como me acariciabas el pelo, y la cara, y el perfil de mis labios... Recuerdo tus manos en mi piel, y como me hacías sonreir a cada instante, pequeños detalles que hicieron que fuera especial. Porque sin duda lo ha sido. Recuerdo como me abrazabas, muy fuerte, y yo me sentía mejor... sí... En esos momentos creía que nada podría ir mejor y tus abrazos lo superaban. Sentirme recogida en tus brazos era algo mágico. Podría seguir describiendo estas dos semanas, pero un amor de verano no tiene más importancia que esta. Y hasta aquí, llegó el momento de despedirnos. Y tu, a dos milímetros de mis labios me dijiste bajito:
-Dame un beso con ganas...
A lo que yo contesté:
-No juegues... No me tientes...
No hay nada peor que las despedidas. Dejan un sabor de boca amargo y personalmente, las odio. Y mirandote a los ojos, te besé. Y por un momento, sentí tu lágrima al caer mojando mi mejilla y por una milésima de segundo el mundó se quedó en nosotros dos, no había nada más. No pasaba el aire entre nuestros cuerpos. Pero todo lo bueno se acaba. Tu no me pediste que te esperara hasta el verano que viene, pero me hiciste la propuesta. Y yo no la rechazé. Todo quedó en el aire. Recuerdo nuestras ultimas palabras, porque te recuerdo:
-Esto era un puto juego...
-Aquí se acaba este juego, no?
-No me olvides, yo no lo haré
-Besame
(...)
-Me lo prometes?
-Te lo prometo...
perdurará, ya lo verás. aunque sea en tu cabeza.
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